Un cerebro sano y joven es el resultado de una alimentación inteligente. Aceptémoslo: a partir de los 30 años de edad se empiezan a perder cada día unas cuantas neuronas- células fundamentales del tejido nervioso, esenciales para acoger, transmitir y elaborar informaciones con rapidez, incluso distantes dentro del cuerpo humano.- con repercusiones sobre la memoria y sobre la concentración. Para que no nos pille por sorpresa, es fundamental seguir una dieta equilibrada que aporte al cerebro los justos elementos.
LOS ELEMENTOS INDISPENSABLES
Además de los carbohidratos, este órgano necesita grasas insaturadas, Omega 3 y 6, que se encuentran sobre todo en el aceite de oliva, pero también en las semillas oleaginosas, como las nueces, y en los pesacdos grasos (salmón, sardinas, caballa). Digamos sí, a las proteínas y vitaminas E, C y del grupo B. Estas últimas, presentes en la verdura de hoja verde, soja, legumbres y cítricos, son fuente de ácido fólico que contribuye a la producción de glóbulos rojos, que son los que transportan el oxígeno al cerebro. No hay que olvidarse de la importancia de hierro, una verdadera puerta de ingreso para el oxígeno. Para que podamos asimilar el hierro mejor, es suficiente con aliñar con limón nuestros platos de carne o de verduras de hojas verdes.
• El tè verde contiene catequinas, útiles para contrarestar el cansancio celular de las células nerviosas, que estimulan la memoria. Además, aumentan la producción de un neurotrasmisor que contraresta los distubios cerebrales.
• Los arándanos lo protegen del estrés oxidativo y parece ser que son capaces de ayudar a la prevención de la demencia senil.
• El aguacate ayuda a la circulación de todo el sistema nervioso, a través de sus grasas monoinsaturadas que favorecen la normal fluidez de la sangre.
• El yogur mejora las funciones nerviosas porque es rico de calcio, importante en la sinapsi, es decir, en el intercambio de información entre célula y célula.
• La uva combate el envejecimiento cerebral, gracias a dos antioxidantes naturales, la lutenia y la ceaxantina.
• Los brócolis contienen una gran cantidad de vitamina K que optimiza las funciones cognitivas.
• Las espinacas ayudan a la capacidad de aprender y a las actividades mororas del organismo.
• Las moras previenen la oxidación.
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