La elección alimentaria que cada día realizamos tiene un fuerte impacto sobre nuestra salud. Un comportamiento alimentario equivocado, bien es sabido, es una de las principales causas de numerosas enfermedades. El error principal consiste en el hecho de que un alimento se elige principalmente basándose en el aspecto estético, en la apariencia y en la conveniencia económica, seguramente en detrimento de la autenticidad y de la calidad. Los alimentos sometidos a procesos de cultivo antinaturales, transformación, conservación, son despojados de todo lo que de beneficioso y natural tenían en un principio para responder a una ilógica "lógica" de mercado que quiere imponer para el consumidor "la perfección estética " como sinónimo de calidad. Es más, el consumidor prefiere dejarse guiar en las elecciones de alimentos basados en lo que viene expuesto en los mostradores, engañándose a sí mismo y auto convencido de considerar "Una primicia" lo qué en la realidad no lo es.
LAS ESTACIONES DEL SOL
Las frutas y verduras de temporada cuestan menos y tienen grandes beneficios nutricionales para el consumidor. Pero ¿por qué en la naturaleza los alimentos no están presentes en todas las estaciones? La madre naturaleza ha pensado en todo: si algunos alimentos están exclusivamente presentes en uno temporada, significa que es el momento en el que el alimento puede ofrecer mayores beneficios para la salud. En la temporada de calor abundan productos como albaricoques, achicoria, lechugas, melones amarillos, apio, pimientos, tomates, melocotones, sandías y cerezas. Estos alimentos no por casualidad son capaces de estimular la producción de melanina, pigmento capaz de proteger la piel de la acción de los rayos solares dañinos juntos a la vitamina A, también abundantemente presente. La alternancia de las estaciones y de la oferta de producción de frutas y verduras ofrece, por lo tanto, para el consumidor la posibilidad de tener una dieta variada, asegurando simultáneamente la posibilidad de tomar nutrientes fundamentales para el mantenimiento del estado de salud, pero también una oportunidad de probar y apreciar diferentes sabores.
FUERA DE TEMPORADA, ¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS?
El producto importado y no de temporada, a menudo tiene propiedades nutricionales alteradas. Muy a menudo, vienen de países muy lejanos y, debido al largo viaje, son recogidos con mucha anticipación y sometidos tratamientos que se basan en el uso de gas con el propósito de bloquear la maduración que tendrá lugar en una segunda fase, es decir, cuando serán almacenados en las cámaras refrigeradas. Estas técnicas no causan daños para la salud, pero, dejan al alimento sin las propiedades de las que el consumidor cree que se está beneficiando, incluso pagando un alto precio por él. Las consecuencias de estos métodos y tratamiento, en cambio, son la obtención al final de un producto sin sabor y pobre en nutrientes porque, separado de la planta madre en un tiempo excesivamente prematuro, no tiene la posibilidad de adquirir y desarrollar minerales y vitaminas normalmente presentes en altas concentraciones con la maduración. El mismo resultado negativo se obtiene de los productos cultivados en invernaderos climatizados: las temperaturas artificiales, fertilización forzada son los puntos de la fuerza de esta técnica agrícola. Sin mencionar, los llamados cultivos fuera del suelo: es decir, las plantas que crecen ,no en el suelo, sino en soluciones nutritivas preparadas en el laboratorio. Si de un lado estas técnicas innovadoras de cultivo a favorecen el crecimiento de las plantas, aumentan la productividad, reducen el riesgo de agresión por parte de microorganismos e insectos, por otro lado permiten obtener un fruto que en la naturaleza, en realidad, no existe: estéticamente perfecto, excesivamente rico en agua, dotado de un bajo contenido de vitaminas y minerales, y de un gusto insignificante. No debe subestimarse también el aspecto de la seguridad alimentaria: en los países de donde provienen productos fuera de temporada no es seguro que haya una regulación severa y exigente como la nuestra en todas las fases de la cadena de Producción. Estos productos puede contener rastros de sustancias químicos, incluso con efecto potencialmente cancerígeno, capaces de causar daño a la salud. Comer alimentos no estacionales, desde el punto de vista ecológico, también tiene un impacto muy negativo para el medio ambiente: los miles de kilómetros recorridos para el transporte necesitan gastos considerables de combustibles que obviamente tienen un efecto negativo en la salubridad del medio ambiente.
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