El uso de la henna, científicamente llamada Lawsonia Inermis, proviene de la antigüedad: en las tumbas de los Faraones se han encontrado restos usados en el proceso de momificación. Su capacidad restructurarte y protectora para los cabellos se conocía por las mujeres orientales, que la usaban como mascarilla para sus melenas. Con la palabra henna, se hace referencia al polvo de tres plantas diferentes entre ellas: la Lawsonia Inermis, la Senna Italica y la Indogofera Tinctoria. De las tres plantas sólo la primera es henna, da a los cabellos y a la piel una tonalidad anaranjada. La Indigofera o Índigo, también conocida como henna negra, es una hierba de coloración oscura, mientras la Senna Italica, conocida como henna neutra, no deja ninguna coloración.
Cómo preparar una mascarilla de henna colorante
Existen muchísimas recetas para realizar mascarillas con henna, dependiendo del resultado deseado. La base, sin embargo, es siempre la misma: polvo de henna y agua caliente. Si deseáis variar vuestra coloración debéis usar Lawsonia e Índigo: la primera da una coloración anaranjada mientras que el Índigo puede teñir los cabellos de negro. Para obtener difuminados podéis mezclar los dos polvos, considerando que el Índigo oscurecerá el efecto final. Mezclar bien el polvo y dejar oxidar alrededor de una hora. Superada esta fase podéis añadir a vuestra mascarilla los ingredientes que queráis: vinagre y aceites esenciales, para cabellos grasos, aceite para cabellos secos, yogur y miel para hidratar y nutrir. Aplicar la henna igual con la ayuda de una brocha para cabellos, al igual que se hace en la aplicación del tinte químico, y una vez aplicado, cubrir los cabellos con film transparente y después con una toalla: el calor es muy importante para permitir a la henna mezclarse con el cabello. La mascarilla aplicada debe actuar de 2 a 3 horas, según la intensidad de la coloración que deseáis obtener. Atención a la ropa que lleváis mientras os aplicáis la henna, ya que las posibles manchas no saltan. Os aconsejamos que utilicéis una toalla de batalla, para no arriesgaros a que vuestras toallas se estropeen.
Mascarilla para cabellos finos
La henna no penetra dentro del cabello, sino que se funde a la queratina, creando una especie de pátina sobre el fusto. A diferencia de la silicona, no se trata de una pátina impermeable, sino de un estrato protector permeable, que permite a la mascarilla llegar al cabello. De este modo la melena estará protegida y con volumen de modo natural. Para dar más volumen a vuestra melena, utilizar el polvo de Senna o henna neutra: añadir al polvo agua caliente, y dejar que se enfríe el compuesto después de haberlo mezclado. Llegados a este punto añadir un yogur entero, podéis utilizar incluso uno caducado. Obtendréis de este modo una óptima mascarilla proteica volumizante que deberéis dejar actuar en los cabellos al menos durante 30 minutos.
Mascarilla para cabellos grasos
La henna realiza sobre la piel y a veces se utiliza en tratamientos para cabellos grasos, sobre todo si a la mascarilla se añaden algunas gotas de aceites esenciales de lavanda o de té tree y una cucharada de vinagre de manzana. En un cuenco mezclar la Senna con agua caliente. Añadir la cucharada de vinagre de manzana y dejar reposar. Cuando el compuesto esté tibio, incorporar los aceites esenciales una cucharada de gel de aloe y aplicar el compuesto sobre los cabellos húmedos. Envolver los cabellos con film transparente de cocina y dejar actuar la mascarilla durante al menos 1 hora.
Mascarilla para cabellos secos
Si vuestros cabellos están secos debéis evitar utilizar sólo el polvo de henna ya que no tiene propiedades hidratantes. Debéis añadir gel de Aloe al polvo de Senna y algunas cucharadas de aceite, a elegir entre el de oliva, de germen de grano o de semillas de lino. Para obtener un efecto todavía más nutriente podéis añadir también una cucharada de miel. Aplicar la mascarilla sobre las puntas y evitar aplicarlo sobre la piel: vuestros cabellos resultarán brillantes y nutridos.
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