Oxigenar el cuerpo de manera suficiente es una función esencial para la salud y el bienestar del organismo. Hacerlo es automático y es tan obvio que parece trivial, pero respirar es la clave principal para abrirnos a la vida, que comienza con el primer aliento y termina con el último. De hecho, a través de la respiración, el cuerpo recibe el oxígeno necesario para recargar las "baterías" de la energía vital y expulsa las sustancias tóxicas producidas: solo así pueden vivir todos nuestros órganos, incluidos el cerebro y las células. Sin embargo, el oxígeno no se puede almacenar, pero debe reponerse de forma continua y regular. Cuando no respiramos bien, es decir de manera suficiente y profundo, inhalando una cantidad menor (1/2 litro) del aire total que pueden contener los pulmones (4 litros), todas nuestras células se resienten.
Las consecuencias socavan todas las funciones del cuerpo, causando fatiga, ataques de ansiedad y estrés acompañados de pérdida de lucidez mental, hasta problemas que van a minar la salud como por ejemplo los relacionados con el sueño o la mala digestión. Oxigenar suficientemente el cuerpo es una función esencial para la salud y el bienestar del organismo, y controlar su ritmo, amplitud y duración es de gran ayuda para mejorar la calidad de vida: un simple gesto que puede cambiar la forma en que nos acercamos a cualquier evento, inculcando tranquilidad al estado emocional y apaciguando ansiedades y tensiones. ¿Pero cómo hacerlo correctamente?
LA TÉCNICA DE LOS 10 PASOS
Existen diferentes técnicas para aprender a respirar, para reunirlas existe un ejercicio común a todas, basado en la inspiración, es decir, la entrada de aire por la nariz (si se hace con la boca, el aire entra directamente en la garganta frío y seco, sin ser humidificado y purificado), y la expiración con la que lo eliminamos (aconsejable hacerlo con la nariz, excepto en los casos en que desee liberar tensión: ¡una buena respiración profunda nos permite romper el círculo vicioso!).
Entre ellas, la llamada técnica de los "10 pasos", profundamentedamente reequilibrante para el organismo en los momentos en los que se siente más agotado y estresado. Al principio requiere paciencia y empeño, lo importante es no desanimarse, ya que si las primeras veces es casi imposible completar la respiración, incluso para las personas más deportistas, con un entrenamiento gradual de los pulmones se volverá cada vez más natural. Probar así:
1. Inhalar profundamente con la nariz y exhalar con la misma profundidad con la boca durante unos minutos.
2. Luego comenzar a inspirar por la nariz primero una vez y luego exhalar, luego inhalar dos veces y exhalar, luego tres y exhalar, cuatro ... hasta 10.
Para poder llegar al objetivo, también podéis ayudaros haciéndolo al contrario: se inspira siempre una vez y se exhala primero una vez, luego dos, tres y así sucesivamente ... hasta
10. No os preocupéis si al final del ejercicio sentís un ligero mareo o dolor de cabeza: se debe a la cantidad de oxígeno que está en circulación y a cuya
“entrada” no estabais habituados.
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